domingo, 22 de agosto de 2010

Por Casi no...

POR CASI NO...
Por: Fastame angustiado.


No hay testimonio absoluto de cuando empezó la batalla, ni aun así espero que la historia verifique sus fechas, sus hechos. Pero es interesante prescindir de la única crónica de la batalla final, la cual encontré por mero accidente un día de verano a las afueras de un corredor oscuro y viejo, abandonado. Entre tachones, manchas y animalejos no pude encontrar el nombre del que relata la historia, pero leí lo siguiente.

... Poco antes de las 8 de la noche, de esta fecha angustiosa, me encaminaba a tomar el transporte que me llevaría por fin al lugar de mi descanso, todo parecía normal, calmado. No había noticias de alguna contingencia en mi camino y todo afirmaba estar controlado. Eso me deba seguridad más no me tranquilizaba, pues era portador de una entrega para el mando superior muy importante.
Sin más, subí al viejo camión, que fuera de dar seguridad nos daba muy poca velocidad. El viaje al principio fue calmo, sin novedades. Ya transcurrida la hora de viaje ocurrió la aparición del enemigo, al principio distante pero al paso de algunos minutos era notable su presencia. Dada la naturaleza ultra secreta de la misión encomendada y la firme orden de evitar que los civiles tomaran nota de mi estado, misión y afiliación fingí toser evitando así que notaran mi preocupación. Cada momento que pasaba no paraba de pedir suerte y así evitar el ya casi próximo fin.
Ya próxima mi llegada, el enemigo se hizo casi presente y no pude evitar en ese momento mi miedo, la gente se quedaba viendo angustiada de lo que me pasaría por un hecho que ellos quizá suponían pero seguramente nunca acertarían en conocer, al menos en mi caso particular no.
Ya abatido por los nervios me encontraba cerca de mi objetivo final, pero para mi desgracia tenía que caminar alrededor de 5 minutos. Baje del camión, en ese momento supe que las personas sabían a lo que me enfrentaría y pude observar varias miradas que deseaban suerte. No tuve tiempo de agradecer el gesto.
Corría por las calles abandonadas y también se escuchaban los gritos pidiendo que cesara de correr y que me detuviera o algo mala pasaría. Yo tenía la confianza de que no se atrevería a dañarme y con ello a la carga valiosa. Ya en el ultimo tramo me pisaba los talones el enemigo y algunos mirones notaron mi casi desgracia. No puedo afirmar lo que sucedió en aquel parque, pero supongo que aquellos niños fueron comprados por el enemigo para evitar en un arranque de desesperación hacerle frente. Es claro que el enemigo tampoco quería algún civil involucrado. Los niños para el colmo del asunto me retrasaron al evitar mi paso rápido poniéndose en medio del paso peatonal. De alguna manera logre brincar unos arbustos y esquivarlos y así, enfilarme a la puerta de mi destino. Lograba escuchar las carcajadas del enemigo a medio segundo de mi.
Cuando ya hube llegado a la puerta de seguridad tuve que hacer en una rápida maniobra sacar la contraseña, una llave color plata. El enemigo detuvo la puerta en el instante mismo que la cerraba con el botón de emergencias. Corrí hacia el interior del emplazamiento y ya el enemigo sacaba su mortífera arma. Yo desesperadamente solté mi carga de provisiones y enceres para el diario y corrí despavorido. No tenia ninguna arma para hacerle frente y aun la carga importante se encontraba conmigo. Llegue por fortuna al único lugar donde podría hacerle frente y quizá salir victorioso, evite a toda costa que su arma me dañara, y yo en un ágil movimiento digno de una medalla de honor logre tomar al enemigo y ahogarlo en el váter del baño. Por fin descansaba, logre orinar sin bajarme del camión a medio camino ni mojar el dinero de la quincena que guardaba en una bolsa secreta pegada a la ropa interior. La misión fue un éxito y el enemigo yace verde y estático en un pequeño charco controlado.

sábado, 7 de agosto de 2010

Honoris Causa

Honoris Causa
Por: Fastame desvelado!


Que puede decir uno, uno es entre muchos quizá, el número más pequeño pero, de eso no se trata de lo que vengo hablando. Todo comenzó hace como dos o tres años no recuerdo bien si era un día nublado o soleado, pero sí que tenia mucha hambre.
Desperté, sudando por un sueño infausto que casualmente ya no recordaba, pero infausto al fin de cuentas... ¿se pregunta por qué es infausto?... bueno, yo deduzco que era infausto por el simple hecho de amanecer sudado, agitado... aunque posiblemente solo haya sido que... bueno, no es eso de lo que quiero hablar. Como venía diciendo, desperté y tomé rumbo al refrigerador, instintivamente siempre reviso que haya al menos una cucharada de café pero... sí, en efecto, no había café... ya se que era predecible que mi relato te haga pensar que en efecto no habría café, pero lo que ustedes no saben, es el por qué no había café... la verdad yo tampoco lo se, pero es un problema fácil de resolver si tomamos unos treinta pesos y de menos compramos un frasquito de nescafé, y así fue como decidí - que a pesar de que no me había bañado y de que estaba hecho una sopa- decidí vestirme para tomar rumbo indefinido a alguna tienda a comprar café.
Ahí estaba yo, simplemente buscando ese establecimiento donde siempre despecha la hija del señor Chepe, muy risueña la niñita, guapa y por qué no decirlo... claro, mejor así lo dejo. Como venía diciendo, me encontraba rumbo a la tienda del Chepe, en el camino se podía persivir el aroma a fiesta cívica -cohetes, alcohol, cigarro, mole recalentado- pero yo sólo tenia mi mente clavada en llegar a la hija del señor Chepe, que diga a la tienda. Daba vuelta en la esquina para enfilarme a la tienda, y en ese mismo instante, pensando en como saludar a Sandrita - hija del señor Chepe - me percaté de que el dueño legal - aun sea por un día todavía - de Sandra, salia con rumbo y hora de retorno desconosido al menos -feliz o no - al menos por mi. En medio de esa grata sorpresa, no pense en otra cosa que en aprovechar al máximo el tiempo brindado por alguna diligencia tonta que tenia don Chepe. Corrí y entre agitadísimo a la tienda y ahí estaba, Sandrita, hermosa y como nunca la había visto, parada encima de una escalerilla intentando bajar una caja. No se si fue obra del destino o de aquel murcielaguito combinado con coca cola lo que me llevó a la oportunidad más grande de mi vida, verán, en el instante mismo que la veía - llevaba ella puesto una linda playera deportiva color verde, su cabello (entre castaño y güero cenizo) largo y controlado por una liga roja, como cualquier liga, pero por el simple hecho que la usaba, era la mejor liga del mundo, y un pantalón que hacía, por el tipo de su corte, observar aquella cintura que todo hombre del vecindario, la escuela y algún maldito pretendiente suyo, sueña con acariciar- me percaté que estaba a nada de caer. Por reflejo propio de un caballero - porque hay que decirlo, antes de ser un tipo de brazos flacos y aliento a crudo, soy un caballero- logre brincar el aparador para sostenerla y evitar así que alguna cicatriz dinamite aquella piel. Como es natural después de ser todo un héroe, cayeron como agua los agradecimientos.

- ¡Muchas gracias amigo!... ¡mi papá tiene la culpa!... ya le he dicho que no deje la caja del aceite hasta arriba, es muy pesada y siempre me ha costado trabajo bajarla.
- No de nada San...-¡me encontraba a un pelo de cagarla, ella no sabe que yo sé que se llama Sandra!- San... ¡Santo Dios!, tendremos que dejarle dicho a tu papá que no vuelva a hacer eso si no quiere que su hija pare en un hospital.
-Si amigo, ahora si lo voy a regañar...- sonríe Sandra, pero jamás volveré a ver una sonrisa de tal calibre, simplemente divina, ni si quiera le puse atención a lo que ella decía en esos instantes, sólo podía observar su rostro entre sonrojado y ese pálido hermoso de su piel, hasta que - ... y luego mi papá regresa hasta hoy en la noche. Hubiera sido horrible, tendría que haber cerrado la tienda para recuperarme del golpe... jajaja, ¡Hay amigo, mejor me hubieras dejado caer y tendría un pretexto para tomar un descanso o beber una cerveza contigo!...-En ese mismo momento me quería dar un golpe en el rostro, es lógico que le llegó mi aliento a perro crudo, por eso sacó lo de la cerveza, pero si me hubiera bañado, seguro se cae y ¡cicatrices horrorosas!... espera un momento, ¿escuche "llega hasta hoy en la noche"?... ¡Bingo! -... Siempre vienes por aquí a comprar café, ¿eres de por aquí?, ¿Cómo te llamas?
- A pues yo me llamo Limón, Limón Ventura.
- ¿Limón?... jajajaja... - ¡me lleva la...! en ese momento se burlaba de mi nombre, pero la culpa la tiene mi madre por adorar los limones-... jajajaja... disculpa amigo, jajajaja, ¡Limón, ja, disculpa Limón!, esque nunca había escuchado un nombre así.
- Descuida, en mi clase de Alemán fue peor, eramos 30 alumnos más la profesora, 31 personas riendo por un lapso de 15 minutos, estoy acostumbrado.
- No seas martir Limón, al menos tienes un nombre genial, a mi me gusta, es simplemente original. A ver, dime, que de original tiene mi nombre "Sandra", eso qué, es muy común... - el nombre más precioso para una linda como tú-... y tu nombre es además... ¡Muy verde!, me encanta en color verde.
- Bueno al menos mi nombre te recuerda a algún color, porque luego en la escuela me dice "¡ahí viene el amargo!" jajaja... - reía conmigo ella, y no una risa falsa, sino una risa que...- jajaja. Gajes del nombre.
- A que mi Limón, y ¿eres de por aquí?
- Sí si, vivo como a on... - ¡No espera! si le decía la verdad, que vivo como a 11 cuadras, se preguntará "este perro que hace por aquí, si hay muchas tiendas a la redonda", pero, quizá...- a once cuadras de aquí.
- ¿Once cuadras? y ¿Qué haces hasta acá?... - lo sabía, ya la ca...- ¿vienes a la escuela de aquí adelantito?
- Sí si si, aquí enfrentito estudio... - Gracias Dios por poner mi escuela a 13 cuadras de mi casa- y pues de paso me queda la tienda y compro café, pan o esas cosas.
- Oye pero entonces desayunas tempranito y en la escuela.
- Sí si, muy temprano porque....

Y así nos pasamos platicando el día de asueto, claro, me di la oportunidad de decirle a que me dedicaba en el posgrado y ella para mi gran sorpresa...

- Sí Limón, tiene como un año que me titule jajaja, ya hasta lograste sonrojarme - ¡Bingo! - pero no te creo, ¿a poco si parece que tengo 18 añitos?... no te creo.
- Enserio, te ves de 18 años. Hasta yo pensaba que apenas entrarías a la escuela.
- No que va, ya me titule y en tres días me voy a Europa a hacer mi posgrado...

Figurese, nadamás a Europa... ¿Qué tan lejos esta Europa?... ¡Lejísimos!, ya ni cuando iba al Estadio Azteca a darme mis tour's. Pero así continuo la platica, con mi cara de tristeza y alegría, por lograr por fin hablarle a Sandrita. Nos llevamos como 5 horas platicando de todo, nuestras familias, libros, marcas de curitas, en fin... 5 horas felices y tremendas, cuidaba todo... ¡todo!, evitar que me salga un eructo de crudo, evitar malas palabras mal empleadas y si las empleaba, tendrían que causar risa, hasta le ayudé a atender la tiendita de don Chepe. Toda la platica tuvo el efecto que esperaba, aunque no lo esperaba tan pronto, no me dió tiempo de planificar una situación así... cada vez estábamos más pegaditos hasta que hubo un momento en que...

- La verdad Limón, siempre que pasas a la tienda me fijaba en esa mirada de coqueto que ahorita nadamás no puedes lanzar
-¿Pero cuál mirada?, en serio así veo siempre
- Bueno, yo sólo se que varias veces intentaste hacerme la platica, recuerdo el día que se te "cayó" el dinero "accidentalmente bajo el aparador"... -ya recuerdo ese momento, era mi oportunidad hace como 4 meses de hablarle pero el pen... de Chepe salió al rescate...- porque me veías nadamás a mi, y le decías a mi pá por donde se había caído, cuando en realidad era otro lugar jajajajaja. Si sólo querías hablarme me hubieras hablado, además... - Se puso roja roja, en ese momento supe que yo era un imbécil-... no te hubiera negado la platica.
- ¡Auch!, creo que a mi también me pusiste rojito...- Cosa tan más graciosa, ustedes queridos alumnos entenderán lo bello y difícil que es sonrojarse al mismo tiempo con una mujer, y más cuando se trata de la mujer que siempre has tenido ganas de conocer...- ... Que mal que te vas ya a Europa, bueno no que mal jajajaja, que bien, pero por otro lado, me hubiera gustado convivir más contigo.
- ¿En serio?... - Si usted hubiera visto, se daría cuenta que no me volví depresivo por cualquier cosita, usted me quiere encerrar en la casa de los locos porque su titulo de médico le da el poder de...- Tenemos que recuperar el tiempo ¿no crees?...

Y en eso pasó lo que no se tenia para nada planeado, llego don Chepe, me pillo sentado del otro lado del mostrador con su hija y luego luego tuve que salir huyendo del establecimiento... Ahora le cuento la historia de manera tranquila, porque siempre que usted dice que me altero me encierran en el cuarto acolchonado y eso es horrible doc, en serio, no estoy mal, sólo la extraño... ¡Que la extraño con un carajo dejenme en paz!...

...

Que puede decir uno, uno es entre muchos quizá, entre muchos números el más pequeño pero, no es de eso de lo que vengo hablando. Todo comenzó como hace 6 o 7 años...........

...

Limón Ventura, un hombre que conoció a Sandra Chepetlan antes de su partida a Europa. Aun teniendo contacto con ella por diversos medios de comunicación, se confesaron su amor. De pronto dejó de tener Limón su dosis diaria de Sandra, despues semanal y al final nada. Limón se enteró y hasta ayudado de sus alumnos (era profesor de la clase de Historia de la revolución mexicana en una universidad de prestigio) saber el día que llegaba llena de gloria y triunfo su amada Sandra. Había mariachis esperando, toda una comitiva, el señor Chepe no se había percatado de la presencia de Limón y hasta se le hizo común ver en el aeropuerto tanto jolgorio, pero Limón... Limón... ¿Qué hiciste para merecer tan castigo divino?. A Limón le paso lo de la niña de Guatemala... el por volverla a ver, fue a alcanzarla a la recepción, ella volvió casada pero el... el murió de amor.