lunes, 1 de febrero de 2010

Apretando el botón.

Apretando el botón
Por: Fastame

Cierta noche de invierno, él se disponía a platicar con élla, solos los dos, en una nocturna calidez de clima frío. Él se preocupa por verse bien, por que nada le falta a élla. De un momento a otro éllos vivirán una experiencia sin igual. Élla miraba con malicia a su víctima, él sólo se deja llevar por aquella maldad. Mensajes sin palabras, miradas cruzadas... el perfecto entendimiento. Él comenzó besándole una mano y a élla se le hizo muy tierno. Élla tomó su rostro y lentamente lo acercó al suyo, él entendió el mensaje y la besó con amor. Pronto, élla decidió que él será genial... ¿genial para qué?

De un momento a otro, él comenzó a besar su cuello, y sus manos se deslizaban por su espalda. Élla sólo miraba al techo y se dejaba llevar por las sensaciones encontradas. Él la llevó al sofá, y la recostó con mucha delicadeza, él la abrazaba... la besaba. Élla tomaba los cabellos de él con sus manos, con pasión, con placer... ¿placer?. Él con un movimiento lento, placentero, desprendió de sus prendas a élla. Élla, motivada por un no se qué, le quitó sus vestiduras. Éllos se acariciaban, disfrutaban, continuaban. Aún nadie sabe con exactitud que sucedió, pero susurran las aves que sobre volaban la zona y miraban asombrados hacia la ventana, que el rostro de élla mutó, a un rostro muy malvado. Malvado... malvado... ¿Malvado?. Con gran rapidez élla tomó la iniciativa... ¿qué iniciativa?. Él no supo que hacer, y por temor, dejo que la fiera (apenas descubierta) hiciera lo que quisiera, sin más. Él quizá sintió más que miedo, placer por sólo dejarse llevar, por los deseos bestiales de élla. Élla colocó su sexo sobre el de él y comenzó un acto sin igual. Cuentan las hormigas que jamás habían conocido a un par de humanos tan energicos, las arañas dan testimonio de un tiempo tan extenso, donde se destilaba el licor de la pasión y la perversión.

Cuando élla llegaba a su climax, tomó como prisionero a él. Él no supo que hacer, y simplemente murió con élla. ¡Qué show! exclamaban los mosquitos. Cuando élla hubo terminado todo acto, sólo se limitó a tomar sus prendas, él permanecía acostado... agotado. ¿Agotado?. Lo más complicado fué decir adiós, pero tomaron la decisión de que ambos cerrarían el msn al mismo tiempo. Se quitó la imagen proyectada por la cámara web del otro en sus respectivos monitores, apagaron los ordenadores, se vistieron y continuaron con sus vidas taciturnas.


2 comentarios:

  1. aquel msn fue un buen recurso para hacer un final no previsto o aburrido
    lo bolvio mas interesante te hace pensar y aquello de los bichos que veian fue un toque muy tuyo
    este cuento creo que ha sido el emejor
    saludos a Om.. y a N..d.

    ResponderEliminar
  2. Creo que ha sido el cuento que màs me ha gustado (porque serà que la sensualidad nos llama la atenciòn siempre) A lo largo de la historia la sexualidad se ha vivido de diferentes maneras, yo me quedarìa con la anterior al inicio del internet aunque ese recurso tambièn suena interesante. Los bichos, los mejores, y la maldad de ella...producto germinado en el XIX, que ha sido reivindicada, practicada cada vez por màs contemporàneas, nunca, creo (¿creo? -estilo cortazar), terminarà por implantarse ante algunas de nuestras mañosas formas delicadas y dòciles.Y asì termina este mi maniqueìsta escrito (es que tal vez ya tengo sueño)
    aRo

    ResponderEliminar